12 .ᐟ capullo
555 'Tadhg;;
4 de noviembre #🪽
La comida fue incluso más rara de lo que imaginé.
Ollie se había ido con John, pero eso no había librado a Jenna de la ronda de preguntas de Edel Kavanagh.
Le preguntó de todo, desde sus notas hasta donde vivía, pasando por las cosas que le gustaba hacer y cuantos hermanos tenía. Jenna respondió todo con suma educación y una sonrisa en la cara.
Ahora, acabamos de entrar a mi habitación y Jenna mira todo bastante asombrada. No la culpo, yo también reaccioné así la primera vez que entré.
— ¿Quién era ese? — Pregunta de pronto tras sentarse en los pies de la cama.
La falda le llega a la mitad de los muslos, esta vez no lleva medias. Normalmente, lleva el pelo atado en dos trencitas atadas con lazos, pero hoy solo lleva una trenza baja.
— Darren, mi hermano mayor.
— Pensaba que Joey...
— Joey nos ha criado. Darren nos abandonó y cree que con sus visitas puede arreglarlo. Le has pillado en una de sus visitas mensuales.
Ni si quiera se por que le he soltado esto, seguramente tampoco le importará.
— Pues que se vaya a la mierda.
— Pero si no sabes nada de él.
— Se lo suficiente como para saber que no te cae bien y que te gustaría que se fuera a la mierda.
— Sabes más que muchos, entonces.
— Bueno, después de todo... somos amigos.
— ¿Amigos?
Ella asiente. Tras un silencio en el que solo nos mirábamos, ella se aclara la garganta mientras se levanta de la cama.
— Empecemos con el jodido trabajo.
Ella está tirada en el suelo con el libro de historia abierto frente a ella y yo estoy sentado en el escritorio buscando por internet y jugando al snake.
— Podrías hacer algo productivo — Propone.
Me cruzo de brazos mientas me giro para mirarla.
— ¿Para? Verte trabajar me parece más divertido.
— No te va a parecer tan divertido cuando te comas el libro.
Alzo las cejas.
— Podrías comerte tú otra cosa.
En cuanto me escucha, deja de pasar hojas del libro y se queda petrificada, poniéndose roja. Yo me echo a reír.
— ¡No tiene gracia!
— ¡Si que la tiene!
— Guarro.
— Pervertida — Me cruzo de brazos.
— Eso no es verdad.
— Has sido tú la que has creído que quiero que me comas la polla.
Ladea la cabeza.
— ¿Quieres que te coma la polla, Tadhg Lynch?
Joder. Mi pantalón va a estallar.
Su tono de voz hace que me encienda y tamborileo la pierna intentando controlar todas esas sensaciones que me invaden el cuerpo.
— Tadhg — Me llama de nuevo. — He dicho que si quieres que te coma la...
Carraspeo interrumpiéndola.
— Eh, si, voy a trabajar. ¿Que quieres que haga?
Ella ríe, negando con la cabeza.
Cuando por fin consigo que Wilmot se calle y deje de sacarme temas incómodos, nos ponemos a trabajar. Una lástima que solo consigo una silenciosa paz de veinte minutos.
— Tadhg.
Suspiro y me doy la vuelta para mirarla.
— Que quieres, Wilmot — Respondo con voz cansada.
— ¿Que ibas a decirme esta mañana?
— ¿El qué?
— Cuando estábamos en el pasillo. Antes de que saliera Eoghan — Especifica. — Cuando te he dicho lo capullo que eres, ibas a decirme algo.
— Oh, eso — Me pongo las manos detrás de la nuca, tranquilo.
— Si, eso. ¿Que me ibas a decir?
— ¿Y si no te lo quiero decir?
— ¿Me vas a obligar a sacártelo?
Alzo las cejas.
— ¿Que me vas a sacar, rubia?
Se pasa las manos por la cara.
— Sabes a lo que me refiero, capullo.
— Bueno, puedes sacarme lo que quieras. Menos eso, claro.
— No te quiero sacar nada. Solo lo que ibas a decir esta mañana.
— ¿A cambio de...?
— Que no te de una paliza.
Chisto.
— ¿Para que quieres saberlo, Jenna?
— Por que si.
Ahora el que se pasa las manos por la cara soy yo.
— Iba a decirte que tus piernas no son mis favoritas.
— Mientes.
— Tú me has dicho capullo. ¿Eso es verdad?
— Si.
— Entonces es verdad que tus piernas no son mis favoritas. Es más, no me gustan.
— ¡Eso no es justo!
— Di que no soy un capullo.
— No.
— Pues tus piernas no me gustan nada.
Se reincorpora sentándose en el suelo y se cruza de brazos. La trenza rubia le reposa en el hombro.
— Retíralo.
— Que no.
— Pues ya sabes lo que hay.
Tras suspirar y sopesar sus opciones unos segundos, vuelve a mirarme la cara.
— No... no eres un capullo — Murmura.
— ¿Qué? Perdona, repítelo. No te he oído.
— Que no eres un capullo.
Sonrío satisfecho.
— Guay.
— ¿Como que guay? Te toca a ti.
— No quiero decirlo. Me siento ofendido.
— ¡Capullo!
— Y volvemos al punto de partida.
Enfurruñada, Wilmot vuelve a su trabajo y yo también. Lamentablemente, la paz solo dura otros escasos veinte minutos hasta que Edel irrumpe en la habitación.
— ¿Como vais mis niños?
Jenna cambia por completo su expresión y sonríe.
— Todo bien.
— ¿Necesitáis algo? ¿Tenéis hambre?
— Si — Respondo. — Ahora bajaremos a por algo.
Edel mira a a Jenna.
— ¿Que te apetece, cariño?
— No tengo hambre, pero muchas gracias señora Kavanagh.
Edel sonríe.
— No te preocupes cariño — Le guiña un ojo. — Y llámame Edel.
Ella asiente con una sonrisa y Edel, dándose por satisfecha, sale de la habitación dejando la puerta abierta. No se le escapa una.
A mi ojo observador, no ha pasado desapercibido el que Jenna no ha comido prácticamente nada con la excusa de un dolor de barriga. Edel simplemente ha dicho que son cosas de chicas y más de la mitad de su plato se lo ha acabado zampando él gordo de Gibsie.
— ¿Segura que no tienes hambre? Podemos merendar algo y darnos un descanso.
— No a lo de comer, si a lo del hambre.
— Comamos algo, venga.
— Que no tengo hambre, Tadhg — Su tono se vuelve un poco más hostil.
— Pero...
— Para. Te he dicho que no.
— Vale, vale. Ya está. No tienes hambre, lo pillo.
— Vamos a descansar un rato — Propone.
— Tengo un juego de carreras, ¿quieres?
Ella asiente y yo enciendo la consola.
Pasamos aproximadamente media hora jugando. En la mayoría de carreras gano a Jenna por paliza. Otras acabo dejándola ganar para que no se enfade conmigo.
— ¡He ganado! — Sonríe y da unos pequeños saltitos.
— Si, Wilmot. Has ganado.
Poco después, volvemos al trabajo y hasta que conseguimos acabarlo no paramos ni un segundo.
Es un trabajo de más de diez hojas por delante y por detrás, explicando no sé qué conflicto que acaba en guerra del cual ninguno de los dos nos hemos enterado. Hemos dedicado nuestro tiempo a copiar y pegar sin parar.
En este tiempo, he aprendido varias cosas de Jenna.
Cuando se pone a hacer algún trabajo y se lo toma enserio, es muy perfeccionista.
Sus padres no suelen estar mucho en casa.
Su color favorito es el rosa.
Le gusta la moda.
Se le da fatal jugar a la vídeo consola.
Tara, Niamh y ella se conocen desde pequeñas.
Le encanta hacerse peinados de niña pequeña.
Uno de sus grupos favoritos son las Spice Girls.
Odia las películas de terror y le encantan las de romance.
De mayor, quiere tener un perro y un gato.
Un momento, ¿que cojones hago pensando en estas mierdas?
Yo pensando en esto y ella está hablando por mensaje con el gilipollas de Eoghan. Están discutiendo a juzgar por lo rápido que está escribiendo.
— ¿Problemas en el paraíso?
— Muy gracioso. Me ha pedido perdón.
— El novio del año.
— Y dale. Que no es mi novio, hostia.
— Vale, como digas — Suspiro. — ¿Quieres quedarte a cenar? Se hace tarde.
— No hay autobuses tan tarde...
— Johnny me debe un par de favores, te llevará.
— Bueno, pues... vale.
Tal y como le prometí, Johnny llevo a Jenna a casa un par de horas más tarde. En el coche, Johnny me preguntó algunas cosas sobre mi liga de Hurling y Jenna apenas intervino en la conversación.
Una vez llegamos a la urbanización de Rosewood, Jenna le da indicaciones a Johnny sobre qué calles tomar para llegar a su casa.
Kav para frente a su puerta y ella tras despedirse y agradecernos, baja del coche.
— Baja — Ordena Johnny.
— ¿Qué?
— Que bajes y te despidas, hostia.
— ¿Pero para...?
— Hazlo.
— Joder, vale, vale.
Bajo rápidamente y voy tras ella.
¿Que mierda tengo que decirle ahora?
— Oye.
Ella se frena en seco y se gira automáticamente para mirarme.
— Dime.
— T-te acompaño a la puerta.
Sonríe.
— Oh, vale.
Llego a su lado y andamos juntos en completo silencio. Una vez llegamos a su puerta, sin pedir permiso, agarra la capucha de mi sudadera y la baja.
— ¿Por qué siempre llevas la capucha? — Pregunta frunciendo el ceño.
Me encojo de hombros.
— Me gusta.
— Tu pelo es bonito.
— Tus piernas también — Sonrío levemente.
Se le ilumina la cara.
— ¿Tus favoritas?
— Sin duda, Wilmot. Mis favoritas.
Tras relamerse los labios y pensar que decirme unos segundos, decide despedirse.
— Adiós, Tadhg.
— Adiós, Jenna.
Ella entra a casa y yo me doy por satisfecho, así que vuelvo al coche y entro en él con una sonrisa de auténtico gilipollas en la cara.
En cuanto veo a Johnny sonriendo también, cambio mi rostro a uno de fastidio.
— ¿Que cojones quieres, Kavanagh?
Ríe mientras arranca.
— Nada, nada.
— Suéltalo ya antes de que abra la puerta y me tire en marcha.
— Vosotros dos sois una mezcla entre Joey y Aoife y Shannon y yo.
Estamos a nada de los 1K de votos! Dejar una estrella no cuesta nada <3
Aún no sé si meterle escenas +18 al fanfic, que opinan? (Aun que aún queda bastante)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Com