555 'Jenna;;
5 de marzo #🪽

Llevo un top de tirantes con estampado de leopardo y arriba, con la cremallera abierta, llevo una chaqueta corta de terciopelo rosa de Juicy Colture. Mis piernas son envueltas por unos flare jeans de tiro bajo.

— Nena, vas a reventar esa fiesta.

Estoy en casa de Niamh. Desde aquel día en el instituto, nos hemos vuelto bastante unidas. Tanto que ya casi no veo a Tara excepto cuando quedamos en grupo o en clase. No quedo con ella por que no me apetezca, si no que siempre esta ocupada. Últimamente siempre tiene algo que hacer. Tiene tiempo para hacer de todo menos para estar conmigo, y con cada rechazo y cada negativa, hace que una pequeña espinita en mi corazón se vaya hundiendo más y más.

Probablemente he pasado y estoy pasando una de las peores épocas de mi vida, y ella simplemente no está.

Yo he estado para ella siempre. Jamás la he dejado sola y solo un mensaje bastaba para que yo estuviera en la puerta de su casa con un plan genial en mente para que ella se olvidara de su problema en ese momento. Saber que ella no es capaz de hacer lo mismo conmigo, me duele más de l que soy capaz de admitir en voz alta.

Me giro a mirar a mi amiga, quien se ha dado la vuelta y ahora rebusca en su armario.

— ¿Que me pongo?

— Todo te queda bien — Digo llegando a su lado y pasándole un brazo por los hombros.

— ¡Pero es que no quiero algo que llame la atención de todos! Quiero algo que llame su atención.

— Llamarías la atención de Declan hasta con una bolsa de basura encima.

Se gira a mirarme y veo como se le entristece el rostro.

— Solo digo que... en el Tommen la mayoría de gente cree que soy una especie de puta y tienen una imagen errónea de mi. No quiero que él crea que esos rumores son ciertos.

A lo largo de nuestro tiempo en el instituto, numerosos chicos han querido salir con Niamh, y a pesar de que ella lo a intentado, no a logrado enamorarse de ninguno. Ella siempre dice que había algo dentro que le decía que ese no era el chico indicado.

Sinceramente, nunca la he visto tan ilusionada como lo esta ahora con Declan. La sonrisa que tiene siempre que habla de él, lo nerviosa que se pone... Niamh siempre a sido de esas chicas que van a por lo que quieren y no paran hasta conseguirlo. De esas que no dudan dos veces.

Con Declan, ella era todo lo contrario. Le da vergüenza, está siempre nerviosa.

Y eso me hace pensar que le gusta de verdad.

— Niamh...

— No quiero que crea que estoy usada, sucia o algo así.

— Dec es un chico listo — Me levanto para ponerme delante de ella. Con una sonrisa tierna, le agarró ambas manos. — Sabe quien y como eres. Si decide creer esos chismes sin sentido, él se lo pierde.

Se coloca un mechón moreno de cabello tras la oreja. Me fijo en que tiene los ojos levemente cristalizados.

— Eres la mejor.

— Obviamente — Blanqueo los ojos a modo de broma.

Con una pequeña carcajada, me da un empujoncito en el hombro.

— También eres una creída.

— Una muy guapa. Aún que tiene una amiga que es más guapa todavía.

Se le escapa una sonrisa y eso me llena el corazón. Su tristeza se ha convertido en alegría, y eso hace que yo también sea feliz.

— Ayúdame a elegir la ropa.

— Querida... — Doy media vuelta para ir hasta su armario. — Has pedido ayuda a la mejor.

Al final, Niamh se ha puesto una camiseta blanca ajustada con el texto "J'ADORE DIOR" en rosa claro con brillo, de pantalones lleva unos jeans de mezclilla azul de tiro bajo y corte acampanado. Va jodidamente guapa.

Cuando llegamos a casa de los Kavanagh, esta prácticamente está a punto de reventar. Además de los de nuestro curso, también están aquí los de cuarto y algunos miembros del equipo de Hurling de Tadhg. Mientras nos movemos por el enorme jardín trasero de la casa, Niamh choca con alguien.

— ¡Tara! — Saluda y le da un abrazo.

Tara no lo corresponde con el mismo entusiasmo. Durante varios segundos, se queda mirándonos.

— ¿Habéis venido juntas?

Asiento.

— Te dije si venías a comer a casa de Niamh — Saco el móvil de mi bolsillo. — ¿Recuerdas? Te llamé esta mañana.

Igual que llevo haciendo todos los días.

— Ohh, si, si. Es que estaba muy ocupada con... cosas.

Hago el amago de hablar, de preguntarle qué era tan importante, pero soy detenida por el agarrón de brazo que me da Niamh.

— ¡Ahí está!

Entre el cúmulo de personas, ve a Declan con Niall, que está hablando animadamente.

— Ve a por él, pequeña zorra.

Ella ríe mientras yo le doy un pequeño empujón en su espalda baja. Cuando se va, me quedo a solas con mi mejor amiga.Bueno, en realidad no se si sigue siéndolo.

Miro a nuestro alrededor, desesperada por encontrar un tema de conversación lo más mínimamente interesante. Por una parte, lo pienso y me parece patético. Antes, nunca faltaba tema de conversación entre nosotras. Es como si una grieta invisible se hubiera abierto entre las dos y nos separase por completo.

Al final, es ella la que acaba hablando.

— Está guay la fiesta, ¿eh?

Joder, parece que no nos conociéramos.

— Bueno, acabo de llegar — Hablo levemente incómoda. — Aún está por verse.

Estira su mano hacia mi.

— ¿Vamos? — Sonríe levemente.

Acepto su mano y espero sentir esa sensación de familiaridad y confianza que siempre está entre nosotras, pero nunca llega.

— Vamos.

Entramos dentro de la casa y allí, la música está a todo volumen y hay aún mas gente. El alcohol ya ha empezado a rodar por la fiesta y mucha de la gente baila o hacen las típicas tonterías de adolescentes borrachos.

Carraspeo.

— Voy a pillar algo para beber — Por el volumen de la música, me acerco al oído de Tara y elevo el volumen.

— De mientras voy a buscar a los demás — Ofrece.

Asiento y me alejo de ella. Esquivando a la gente por la enorme casa, llego a la cocina. Esta un poco más despoblada, lo que me permite poder respirar con tranquilidad. Abro el frigorífico y agarro lo necesario para prepararme un roncola. Cuando cierro el frigorífico, me doy un susto con la persona que se ha colocado tras la puerta.

— ¡Joder! — Me quejo. — Casi se me cae la botella, capullo.

Tadhg ríe.

— ¿Esta es tu felicitación de cumpleaños?

Resoplo.

— Me caes mal, pero feliz cumple pedazo de capullo.

Vuelve a reír, pero eso se acaba en cuanto me pongo de puntillas y le doy un suave beso en la mejilla. No me da tiempo a dar un paso atrás cuando me pasa un brazo por encima y me atrae hacia él, abrazándome. Apoyo la barbilla en su hombro y se lo devuelvo.

Nos hemos dado pocos abrazos desde aquel día en mi habitación, pero cada abrazo, cada caricia y cada beso que me da en la cabeza se sienten como mi oasis de paz privado. Gozo de sus brazos envolviéndome y me doy un festín con el olor a menta que siempre lleva encima.

Cuando nos separamos, siento el frío y por un momento, creo que él también, pero toda posibilidad de volver a abrazarle se disipa cuando me arrebata la botella y empieza a prepararme mi preciado roncola. Cuando se coloca en la pequeña isla de la cocina, me siento en la encimera justo al lado del frigorífico y aprovecho para observar sin pudor su espalda cubierta por una camiseta negra que le queda ajustada a los brazos, mostrando sus bonitos bíceps.

— Bonita espalda — Suelto una risita.

— Bonitas piernas.

— No me estás viendo las piernas.

— Tengo una imagen mental jodidamente preciosa — Abre un momento congelador para agarrar un par de hielos. — Además, tú tampoco me estas viendo la espalda.

— Tengo mucha imaginación, Lynchy.

— Cuando quieras puedes comprobar si le hace justicia — Se da la vuelta para mirarme mientras le da un trago a mi vaso. Luego me lo tiende. — Tú roncola, rubia.

Sin apartar la mirada, acepto el vaso y le doy un trago. Veo como observa cada uno de mis movimientos a la par que traga grueso y aprieta la mandíbula. Cuando me alejo el vaso de los labios, le muestro una pequeña sonrisa traviesa a lo que él corresponde relamiéndose los labios.

— ¡Jens!

Inmediatamente, Tadhg se aleja y veo tras él a Cian y Niall. Me bajo de la encimera y le doy un abrazo a cada uno de ellos.

— Estás preciosa — Elogia Niall.

Miro a Tadhg de reojo.

— El señor gruñón no opina lo mismo.

Se rasca la nuca mientras suspira.

— Estás igual de fea que siempre, Wilmot.

Le saco el dedo y me giro para mirar a Cian.

— ¿Dónde has dejado a tu chica?

— Por ahí perdida. Últimamente esta rara de cojones.

Lo sé.

Pero no puedo darle la razón.

— ¿Y no se te ha ocurrido hablar con ella? — Ofrezco.

Baja la mirada a su vaso de cerveza. Menea el vaso levemente y observa como el líquido dentro de él se mueve.

— Lo intento cada día, pero no suelta prenda.

Su tono de voz cambia bestialmente a uno más bajo, puede que triste. No se me ocurre nada para decirle, por qué estoy en la misma situación que él.

Las horas van pasando y el alcohol a ido entrando a mi organismo con las puertas abiertas de par en par. Una canción que no logro reconocer suena a todo volumen y me encuentro dándolo todo en la pista con Niamh. Ambas bailamos moviendo las caderas y restregándonos entre nosotras. Estamos tan borrachas que da igual quien mira y quien no.

Bueno, estoy segura de que Niamh se ha percatado de que Declan no le a apartado los ojos en toda la noche. Sonrío internamente al comprobar por cuarta vez que el pequeño Feely tiene la vista en mi amiga. Le doy un leve codazo y veo como le echa un vistazo al chico sentado en el sofá. Los ojos se le iluminan y veo por un momento como conectan miradas.

Me acerco a su oído y elevo la voz.

— Te está desnudando con los putos ojos, Niamh. ¡Ve a por él!

Desvía la vista para mirarme a mí, nerviosa. Intento transmitirle toda la confianza que puedo.

— ¿Segura?

— ¡Tira ya!

Le doy una palmada en el culo y ella no puede evitar reír, pero mientras que va avanzando hacia su chico pelinegro, la sonrisa y la máscara atrevida que siempre lleva puesta se cambian por completo a un rostro cargado de vergüenza. Veo feliz como se sienta a su lado y empiezan a hablar. El corazón se me hincha de felicidad al ver como Declan solo tiene ojos para ella. No aparta la vista de mi amiga ni para darle un trago a su bebida. Niamh, prácticamente temblando como un flan, se pasa un mechón de cabello moreno tras la oreja e intenta mantenerle la mirada.

Dando mis labores como cupido finalizadas, abandono el salón y voy hacia el jardín. En cuanto salgo y doy un par de pasos fuera, me agarran del brazo y tiran de mi como a un niño pequeño cuando hace lo que no debe.

Se me para la respiración cuando veo a Eoghan parado frente a mi. Me cruzo de brazos adoptando una posición defensiva.

— ¿Que quieres, Wilkinson?

— No me llames así — Ruega.

— No te mereces nada bueno que venga de mi.

Veo como intenta agarrarme la mano e inmediatamente doy varios pasos hacia atrás.

— Joder — Murmura mientras se pasa una mano por el cabello despeinado. Se le ve cansado. — Jenna, se que la cagué. Y no sabes cuanto lo siento.

Niego con la cabeza mientras siento como me van llegando las ganas de llorar por la impotencia, la rabia.

— Las palabras no valen — Me corrijo. — Mejor dicho, tus palabras no valen.

— Aquella noche estaba borracho, me pasé de la cuenta. Nunca va a volver a suceder. Te lo puedo jurar.

— Las cosas se demuestran con hechos.

— Pues déjame demostrártelo — Esta vez me agarra las manos y no puedo hacer nada para soltarme. — Déjame demostrarte lo mucho que te quiero. Lo mucho que vales para mi.

Por un momento, le creo.
Por un breve instante, permito que sus palabras me calen hondo.

Ignoro el hecho de que su tacto me parece frío, que no me provoca nada.

Él puede darte un buen futuro.
Uno seguro en el que no acabes como tú madre.

— Eoghan...

Me interrumpe.

— Venga, Jenna. La última vez. Una última oportunidad.

— Y-yo, eh... — Le esquivo la mirada. — Está bien.

Veo como le aparece una sonrisa en la cara e intenta acercarme a él. De forma automática, pongo metros de por medio.

— No te me acerques. No aún.

Veo como aprieta la mandíbula y por un momento creo que va a cabrearse conmigo.

— Nada de besos aún. Esta bien.

— Eeh... Tara está buscándome; tengo que irme.

Sin esperar su respuesta, me alejo de él y me meto en un cúmulo de gente de la fiesta. Cuando consigo salir, veo a Tadhg sentado al lado de la puerta de entrada con la espalda apoyada en la pared. Esta solo y tiene una botella de vodka en la mano.

— Pásame eso.

Digo mientras me siento a su lado, él no tarda demasiado en pasarme la botella y yo bebo directamente de ella.

— ¿Que quería?

Nos ha visto y va directo al grano. Bien.

Arrastra la voz y apuesta a alcohol. Se nota que se ha bebido la botella el solito.

— Recuperarme — Respondo seca.

Tras varios segundos, me arrebata la botella y le da un largo trago.

— ¿Y lo ha conseguido?

Trago grueso y empiezo a juguetear con mis manos, nerviosa.

— Tal vez.

Se queda petrificado. Literalmente, no se mueve. Solo mira al frente y veo como aprieta la mano alrededor de la botella.

— Saoirse me ha pedido subir a mi habitación — Anuncia de forma seca, sin sentimiento.

La información provoca que el corazón se me encoja notoriamente y me den varios pinchazos. La garganta se me cierra y eso hace que mi voz sea apenas un susurro.

— ¿Y la vas a subir?

Se encoge de hombros despreocupado.

— Tal vez.

Mi propia cabeza no tarda en volver a ponerse contra mi pobre corazón.

La prefiere a ella.
Saoirse es más guapa.
Más delgada.
Más lista.
Y no es tan complicada.
Le gusta.
Le gusta ella y tú no.

Ahora soy yo la que se queda petrificada. Tomo aire varias veces hasta encontrar la fuerza para pronunciar esas jodidas palabras.

¿Pero qué me pasa?

— ¿Te gusta?

Los segundos que tarda en responder se sienten eternos. Como si hubieran parado el jodido tiempo. Tadhg suspira y deja la botella a un lado. Luego se levanta y sin mirarme, se mete las manos a los bolsillos.

— Disfruta de la fiesta, Wilmot.

No me da tiempo a rogar, a pedirle que se quede.

Por que ya se ha ido.

Ay bebas, paso por aquí para decirles que estuve leyendo algunos de los primeros capítulos del fanfic y solo tengo que decir una cosa:
Cian Higgins🫦🫦🫦🫦

JAKSJASJ estáis de acuerdo?

Opiniones? Os leo 💕 y recordad dejar vuestro voto y seguidme <3

Besitos, Dann <3