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03| beauxbatons & durmstrang

🍃━━━━ CAPÍTULO 3 ━━━━🍃
BEAUXBATONS Y DURMSTRANG

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UNAS CUÁNTAS SEMANAS HABÍAN PASADO. Los hermanos Potter permanecieron a la defensiva los primeros días, por si comenzaban a manifestarse señales de que algo malo ocurriría, pero dejaron el estrés de lado cuando inició la tercera semana de clases.
Luego de eso sus días fueron un poco más tranquilos, Harry pasó más tiempo hablando con Sirius a través de cartas y Rœle aprovechó para enseñarle a Ron a jugar a las cartas.

Draco y Rœle rieron por una anécdota que la chica estaba relatando. El rubio siempre disfrutaba escuchar las historias de su amiga, puesto que su vida no eran tan interesante como la de ella.
Cuando la pelinegra pudo recobrar el aire, miró al platinado con una sonrisa.

-Fue increíble, es una lástima que se haya terminado tan rápido -dijo ella entre pequeñas risas.

-¿Y cómo va todo con tu hermano? -preguntó el chico, cambiando a un tema un poco más interesante.

Rœle hizo una pequeña mueca pensativa-Igual.

-¿Y eso es bueno o malo?

-No lo sé, pero supongamos que es bueno. Hablamos todo el tiempo pero... siento que él ¿me evita?... sí, es eso -contestó la ojigris.

Draco frunció el ceño-¿Cómo que te evita?

Rœle lo miró obvia-No digo que lo esté haciendo, simplemente tengo el presentimiento de que estoy haciendo algo mal, algo que hace que mi hermano se aleje de mi.

-De seguro son solo cosas tuyas. Digo, estás saliendo con Weasley, hay ciertas cosas que no están bien aquí -el sangre pura señaló la cabeza de la chica.

Ella sonrió levemente, sintiéndose levemente ofendida. Pero a pesar de eso, no dijo nada al respecto. No quería estropear las cosas con otro amigo.
Por el rabillo del ojo, la mestiza vio a Dumbledore acerca a su famoso podio. Rœle y Draco se miraron y no pudieron evitar pensar lo mismo: un largo discurso venía en camino.

-Espero que no sea como el discurso de inicio -pidió la chica en un susurro.

-Ya que estamos todos acomodados...

Empezó. Rœle lo apreciaba muchísimo, pero si había algo que detestaba de él, eran sus infernales discursos. Ella solo quería que todo terminara para poder seguir comiendo y hablando con sus amigos.
La de ojos grisáceos apoyó su cabeza sobre su mano, tratando de que su cara de aburrimiento no fuera tan evidente.
Un pequeño chirrido inundó el Gran Comedor, por lo que la chica miró hacia atrás dándose cuenta de que Argus Filch había ingresado. No pudo evitar soltar una pequeña risa al ver al hombre de avanzada edad corriendo de manera tan ridícula.
El mismo intercambió unas cuantas palabras con el director de Hogwarts y luego se fue por donde vino.

-¿Qué está pasando? -murmuró la Slytherin en dirección a su amigo.

-Tú sabes bien que está sucediendo -respondió el platinado de la misma manera, sin quitar sus ojos de la entrada.

-De hecho, no...

-Los extranjeros, Lee, los extranjeros. Por una vez en tu vida escucha el discurso del viejo.

La morena rodó los ojos, regresando a su posición original dispuesta a perder quien sabe cuántos minutos de su vida, minutos que podría haber usado para otra cosa más interesante, como comer.

-Este año Hogwarts será cede de un acontecimiento legendario: El Torneo de los Tres Magos.

Luego de que Albus finalizó la frase, Rœle no fue capaz de oír nada más.
¿Torneo? ¿Un maldito Torneo? Al parecer Fred y George no eran tan bromistas como pintaban.
Todo el mundo comenzó a murmurar.
Los Potter intercambiaron miradas; ninguno de los dos entendía nada. Era algo de familia.

-Para aquellos que lo desconozcan, el Torneo de los Tres Magos reúne a tres escuelas para una serie de retos mágicos.

Rœle bufó-Me voy a quedar dormida, Draco -susurró. No quería seguir escuchando.

-Después te quejas de que no sabes ni en dónde estás parada -acotó Pansy Parkinson. Rœle no dijo nada y se limitó a seguir escuchando, por más que le costara.

-... De cada escuela se elegirá a un alumno para que compita. Es importante recordarles que el elegido estará solo.

El cuerpo de Rœle tembló levemente luego de oír esa última palabra.
Solo. Soledad. Sin duda el mayor miedo de la Slytherin.

-Y confíen en mi cuando les digo que éstas pruebas no son para cualquiera. Los detalles se les serán mejor explicados más tarde; ahora démosle una cálida bievenida a las alumnas de la Academia de Magia Beauxbatons y a su directa, Madame Maxine.

Las puertas del Gran Comedor se abrieron de par en par, dejando ver a un grupo de chicas vestidas con elegantes uniformes azules. A simple vista la tela parecía fina, delgada y sedosa. Con razón las pobres temblaban ridículamente en cuanto pisaron el colegio.
Las chicas caminaban entre la mesa de Gryffindor y Hufflepuff con la cabeza en alto y pequeñas sonrisas en sus "rostros perfectos".
Rœle quiso burlarse de ellas, pero hasta ella había aceptado que todas eran muy bonitas.
En cierto punto comenzaran a trotar, haciendo que todos los varones en el salón se alboroten y se hagan hacia adelante en sus asientos.

-¿Sigues creyendo que tu noviecito te quiere tanto? -le preguntó Draco maliciosamente.

Rœle frunció el ceño-¿Sí?

-Míralo entonces -dijo el rubio señalando con su cabeza la mesa de la casa rival.

Rœle miró a su novio. Weasley estaba totalmente embobado con las francesas. Las miraba de una manera en que nunca la miró a ella.
Un pequeño dolor se hizo presente en el pecho de la mestiza, un dolor que se vio opacado por enojo. Este último tampoco duró demasiado, ya que fue suplantado por tristeza.
Rœle se sentía desanimada por saber que jamás llegaría a ser tan hermosa como esas francesas.
La de ojos grises miró hacia abajo, esperando que la entrada de Beauxbatons termine.

Una vez que todo acabó, las alumnas francesas tomaron asiento en la mesa de Ravenclaw, mientras que su directora fue a sentarse junto a los demás profesores. A la izquierda de Dumbledore, específicamente, luego de que éste besara la mano de la mujer.
Rœle se removió incómoda en su lugar por la escena que vio hace algunos minutos.

-No te sientas mal. Es un Weasley, ¿qué esperabas? -le dijo Malfoy mientras aplaudía a las francesas por educación.

-Mejor no hablemos más de esto - pidió ella, evitando levantar la cabeza.
Draco la miró unos cuántos segundos, asegurándose de que su amiga se encuentre bien.
Todos los chicos seguían vitoreando, silbando a las chicas de uniformes azules, entre ellos Ron.

-Y ahora, démosle la bienvenida a nuestros amigables amigos del norte, los alumnos de Durmstrang y a su director, Igor Karkaroff.

Las puertas del Gran Comedor se abrieron nuevamente, esta vez dejando a la vista a un grupo de chicos. Los mismo tenían bastones de madera bellamente tallados a mano, con los que golpeaban el suelo en cincronía a la par que seguían caminando.
Rœle enarcó una ceja y, sin darse cuenta, se levantó un poco de su asiento para ver mejor a los búlgaros.

- Esto es de bárbaros -oyó murmurar a Blaise.

-Esto es genial -lo contradijo Rœle con una sonrisa, viendo las chispas que los bastones desprendían.

Ron, viendo a su novia desde su lugar, interpretó una cosa totalmente distinta.
Los alumnos de Durmstrang dejaron sus bastones en el suelo para comenzar a correr, llegando al final de las mesas mientras uno de ellos hacía volteretas y movimientos que Rœle ni poseída podría imitar.
La pelinegra hizo un gesto de aprobación mientras asentía varias veces con la cabeza.

-Nada mal, nada mal -musitó.

-¿Vieron esa destreza? Podrían atracar Gringotts usando solo uno de esos bastones -bromeó Theodore.

Dos personas más ingresaron al lugar, empujando con sus anchos hombros a Argus Filch, haciendo que el pequeño grupo ría.
Uno de esos hombres era Igor Karkaroff, y el otro... no, era posible.
Rœle se quedó boquiabierta, viendo al gran Viktor Krum.

-¿Acaso ese es... Viktor Krum? -preguntó sin salir de su asombro. La chica lo admiraba. De hecho, admiraba a todo aquel que tenga la capacidad de poder jugar quidditch, porque ella era pésima y además tenía miedo a las alturas. Pero Viktor sin duda era su ídolo debido a su destreza.

-El mismo -contestó el rubio junto a ella, quien también estaba asombrado.

El director de la escuela abrazó a Dumbledore. Viktor estrechó la mano del mismo.
Segundos más tarde, todos los chicos de Durmstrang se sentaron en la mesa de Slytherin.
Uno de ellos, Jonas Tiedemann, se sentó junto a Rœle, sonriéndole amablemente.
Ella le devolvió el gesto mientras Harry y Ron la veían mal.

-Ya déjenla. Hace no menos de dos minutos ustedes estaban babeando por las francesas -les dijo Hermione.

-Esto es diferente. ¡Un búlgaro se sentó junto a MI NOVIA! -se alteró por lo bajo el pelirrojo, llamando la atención de algunos en la mesa.

-No tienes cura -susurró Hermione negando con la cabeza.












🍃












La cena prosiguió mientras en el Gran Comedor todos miraban hacia la mesas de Slytherin y Ravenclaw, donde las francesas y los búlgaros estaban sentados.
Rœle no dejó de hablar con Jonas toda la velada, a pesar de que se le hizo un poco difícil entenderlo por su acento.
Draco, por su parte, habló más con Viktor Krum, viendo de reojo a ese tal Jonas. Sin embargo, Malfoy no era el único aparentemente celoso. Ronald Weasley no se cansó de mandarle miradas de odio a Tiedemann.
Dumbledore pidió silencio. Todas las miradas se dirigieron hacia el frente, donde algo semejante a una torre de oro estaba ocupando parte de la pequeña tarima de madera.
Rœle estuvo tan ocupada hablando con su nuevo amigo que ni siquiera fue capáz de darse cuenta del momento en que trajeron el brillante objeto.

-Su atención, por favor -pidió el director.

-¿Es que nunca se calla? -se quejó Rœle.

-Me gusta hablar, señorita Potter -le dijo el de barba plateada. La pelinenegra se sobresaltó. No esperaba que Dumbledore la oyera.
El hombre le sonrió-. Me gustaría añadir unas palabras: Gloria Eterna. Eso es lo que le aguarda al vencedor del Torneo de los Tres Magos. Para merecerla, el alumno deberá pasar tres pruebas, tres extremadamente peligrosas pruebas. Por eso, el Ministerio se ha encargado de imponer una nueva regla...

-¿Ministerio? Esto ya no me interesa -la de cabello ébano se cruzó de brazos encima de la mesa.

Un rayo iluminó el comedor y todos soltaron un grito. La lluvia comenzó a caer sobre los alumnos. Rœle tomó una bandeja vacía y la puso sobre su cabeza.

-¡Qué buena estrategia! -exclamó Jonas, poniendo su plato sobre su cabeza para no mojarse.

La lluvia en el interior se detuvo luego de que un rayo rojizo iluminó el lugar.
Todos miraron hacia un costado, donde el responsable de detener la lluvia estaba. La joven Potter dejó la bandeja sobre la mesa, mirando al extraño con el ceño fruncido.
El hombre comenzó a caminar, aferrado a su bastón mientras cojeaba. Rœle palideció cuando lo vio más de cerca.

-Mi querido y viejo amigo -lo saludó Dumbledore con una sonrisa, tratando de abrazarlo.

-Qué clase de amigos tienes, Dumby -murmuró la ojigris.

-Estúpido techo -maldijo el desconocido.

-¿Ese loco nos va a enseñar? -preguntó Rœle por lo bajo.

-Espero que no -dijo Draco.













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El "espectáculo" acabó con quejas de la mayoría de los alumnos acerca de que los estudiantes menores de diecisiete no podían participar por el peligro que implicaba el Torneo. Como era de esperarse, a Rœle tampoco le interesó.
En cuanto la cena terminó, la pelinegra se puso de pie rápidamente.
Estaba cansada y lo único que quería era dormir.
Harry, Ron y Hermione se quedaron afuera del Gran Comedor, esperando que la hermana del primero salga.

-¿Alguno de ustedes la ve? Esto es un mar de gente -habló Potter, poniéndose en puntas de pie.

-¡Allá está! -exclamó Ron, señalando la cabellera brillante de la Slytherin.

La misma iba hablando con Draco. Vaya sorpresa.
El Trio de Oro corrió hasta llegar a la pelinegra, quien giró la cabeza para verlos.

-¿Qué quieren? -quiso saber ella.

-Darte las buenas noches -su hermano se encogió de hombros.

-Que descanses, Lee -le dijo Hermione, abrazándola mientras los cuatro eran empujados de vez en cuando por los alumnos que pasaban.

-Hasta mañana Expelliarmus -Rœle abrazó a su hermano y plantó un pequeño beso en la mejilla de éste.

Ron la miró, esperando su beso de buenas noches, pero la chica solo le hizo un gesto con la cabeza.

-Los veo mañana -finalizó, comenzando a caminar. Se despidió de ellos con la mano y en pocos segundos desapareció entre la marea de gente.

Los tres Gryffindor se dieron la vuelta dispuestos a llegar lo antes posible a su sala común.
Ron estuvo callado casi todo el camino, hecho que llamó la atención de Harry.

-¿Qué ocurre? -inquirió el azabache.

-¿Por qué no se despidió de mi? -murmuró el pelirrojo.

-Sí se despidió. Hizo así -el de gafas imitó el movimiento de cabeza de su hermana.

-Ya lo sé, pero actuó como si solo fuese su amigo. Y yo no soy su amigo, soy su novio.

-Quizá tenga sus razones. Quizá hiciste algo que no le gustó -dijo Hermione.

-¿Cómo qué?

-No lo sé Ron, a esa chica no le gusta nada -le recordó Harry.













2082 palabras. Nunca hice un capítulo tan largo.

(2020 NOTE): 2082 no es nada ahora.

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